Marisol Hernandes es una exponente de la pintura naive cubana contemporánea. Sus obras, ya sean al óleo o al acrílico recrean los paisajes nacionales del campo y la ciudad.
De formación autodidacta, aprendió a pintar pintando; hasta lograr en cada nueva pieza composiciones armónicas y coherentes. Su paleta pictórica oscila entre los colores primarios, creando elevados contrastes matizados por la riqueza de figuras sobre el fondo, que es un escenario donde transcurre la obra. Diversos personajes transitan por los diferentes planos otorgándole gran dinamismo a sus creaciones.
Su producción pictórica se caracteriza por narrar acontecimientos de forma ingenua, con predominio de los colores planos, ausencia de perspectiva y deformación de la figura humana, con una factura incomparable. Elementos que frente a la pintura académica ennoblecen a la pintura naif universal.